miércoles, 15 de febrero de 2017

La Mary Poppins televisiva de 1949


Julie Andrews no fue la primera Mary Poppins de la pantalla aunque sí será la que quede en el recuerdo para siempre (y con méritos más que demostrados). 15 años antes de que se estrenara el famosísimo film producido por Walt Disney que marcó un punto de inflexión en el cine familiar, ya se había emitido en televisión una adaptación de la obra de P.L. Travers. Esto puede sorprender incluso a los más acérrimos fans de la película dirigida por Robert Stevenson porque no es un dato muy divulgado, quizás por los intereses comerciales de la poderosa productora californiana o porque este programa no se conserva. Lo cierto es que ya es hora de otorgar a Mary Wickes el honor de haber sido la primera Poppins que pudieron ver los espectadores.


Eso sucedió el 19 de diciembre de 1949 en el espacio "Studio One" de la CBS. Referencia indiscutible de nuestro "Estudio 1", este contenedor de adaptaciones de clásicos de la literatura primero y de textos escritos ex profeso para él después, es un clásico de la televisión que durante sus diez años de emisión (1948-1958) congregó millones de espectadores y dio su primera oportunidad a muchos directores que más tarde se convertirían en grandes cineastas y a guionistas que marcarían el devenir de la primera edad de oro del medio. Por supuesto no podemos comparar los medios con los que se realizó esta primera versión de las aventuras de la niñera británica con los que Stevenson contó en los sesenta gracias al entusiasmo de Disney por este proyecto. A pesar de que el programa se emitió en directo, con todos los inconvenientes que eso supone, no se arredraron e incluyeron una escena con el inevitable vuelo de la Poppins. Por supuesto, y a tenor del magnífico testimonio que nos ofrece la foto superior, la cuerda que sujetaba a la actriz fue evidente para la audiencia a pesar de la poca definición que ofrecían los monitores a finales de la década.


La Mary encarnada por Wickes (también Mary) no tenía mucho que ver con la de Andrews (Julie). Estaba mucho más cercana a la de los libros originales de Travers (Pamela), es decir, una niñera estricta, displicente con los adultos, ligeramente cínica y poco empática con los niños... y aún así, entrañable. Sobria pero... encantadora. La versión fílmica dulcificó muchísimo esta imagen y eso fue motivo de discusión entre la escritora y el productor, tal y como se explica en la película "Saving Mr. Banks" con Emma Thompson y Tom Hanks de protagonistas. Allí, por cierto, en las secuencias en las que la autora recuerda su infancia, vemos a la tía que le inspiró el personaje y comprobamos que era mucho más arisca que la niñera prácticamente perfecta que habíamos amado gracias a la interpretación de Julie y, por lo tanto, se asemeja mucho más a la versión primigenia de este "Studio One".

 

A Wickes le acompañaban en el plató E.G. Marshall como el patriarca, posteriormente famoso gracias a la serie "The Defenders", al que muchos recordamos como el Presidente de los EE.UU. de "Superman II" y los más cinéfilos como uno de los jurados de "Doce hombres sin piedad" de Sidney Lumet (adaptación fílmica de otro "Studio One"); Valerie Cossart como su mujer (sin entonar la canción sufragista que sería compuesta por los hermanos Sherman para la película); David Opatoshu como Bert, que en esta ocasión no sería un deshollinador y hombre-orquesta sino un vendedor de cerillas y los niños Iris Mann y Tommy Rettig como Jane y Michael Banks. Tommy sería cinco años más tarde el protagonista de la primera serie de "Lassie". Casualmente el director de esta Mary Poppins se encargaría de la segunda etapa de esa serie canina, la de 1964, ya con otro protagonista. 

   Mary Wickes tuvo una amplísima carrera hasta su muerte, poco después de haber puesto la voz a una de las gárgolas de la versión disneyana de "El jorobado de Notre Dame" y encarnar a la hermana Mary Lazarus en "Sister Act" pero nunca perdonó que Disney no le diera la oportunidad siquiera de hacer una prueba para su película. Ella siempre consideró que tenía derecho a, como mínimo, intentar repetir su papel para la gran pantalla. 

   Como no se conserva esta Poppins del 49, os ofrezco un bonus, la adaptación rusa de 1983. Sí, no me he confundido, versión RUSA y de los ochenta. No hace falta entender el idioma para comprobar que es un sindiós tan bestial que hipnotiza a los espectadores más sensibles a encontrar la belleza entre la mugre: 


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